
El orbayo en las huertas a la luz de la tarde, el amor a la tierra, la pasión de soñar. La esperanza perpetua de vivir en Asturias, se soñar una llama de una hoguera fugaz. Recorrer la existencia de los surcos del campo con las manos sangrientas de tanto trabajar. Escuchar una voz en el fondo del alma que te llama, te llama, no te quiere dejar. Corazón de una tierra, de una dama gloriosa, de un candil en la casa que no se apagará. Castañedo |