
El orbayo, para mi tierra, es algo más que un fenómeno atmosférico. El orbayo, es esa suave manta acuosa que con tanta suavidad se extiende lentamente desde el firmamento, reposando sobre las finas hierbas, los árboles y las zarzas, potenciando el color de sus hojas, empapando sus ramas, saciando sus raíces, envolviéndolo todo en un ambiente de color gris para que más tarde la naturaleza ofrezca un abanico de colores en plantas y flores. El orbayo es ese manantial celeste que va calando en la gente, en los campos, en las caleyas, en los tejados. Es en ellos, donde el insistente aguacero va configurando pequeños arroyos, los cuales, corriendo entre las tejas, de pronto saltan al vacío, produciendo esas cataratas de gotas que el suelo van encharcando. El orbayo es la música de las hojas, el alivio del calor, la siesta de las aves que ralentizan su canción. El orbayo, nube de terciopelo, generador de vida, de arco iris de colores, que a miles de ojos acaba encandilando. El orbayo, para mi ti tierra, es el pintor que la va pintando. Martín Garcha |