TRADICIÓN

La niebla y el orbayu se mezclan en esta mañana de martes de carnaval. En el pueblo, los niños entran en la escuela, alborotados, pues hoy sólo tienen clase por la mañana, se dejan oír las cadencias de sus cantos escolares. Mientras, las mujeres acuden a la tienda a comprar la harina, las nueces, el azúcar, el anís y la levadura para hacer las bollinas de nuez como manda la tradición.

A las doce salen los niños de la escuela, nerviosos, corriendo a sus casas a comer y a rebuscar en el armario ropas de los tiempos de «maría castaña» para disfrazarse.

Pepín, Carlos y Ángel, recorren todas las casas del pueblo y pregonan: Bollina, palo o peseta

Entre risas y bromas de los vecinos, los maruxos reparten los beneficios obtenidos.

Después de muchos años vuelvo al pueblo, un martes de carnaval, hago las bollinas y espero a que los maruxos reclamen el aguinaldo.

La magia del carnaval desaparece. Ningún maruxo asoma.

En la mesa del comedor espera una fuente de bollinas junto a los recuerdos y la tradición.

Vidio

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