
Y dicen que dijo un día en el patio del colegio y bajo un fino orbayu a todos sus compañeros, que quería hacerse mayor sin envejecer haciéndolo, así que vació su mochila de libros y cuentinos, la llenó de sueños y desapareció. Tardó poco en llenarla de aventuras, de risas, de sustos, de experiencias, de carreras, de pausas contenidas y cuando llegó la noche estaba tan exhausto que un pedacín de prao al abrigo de un arbusto le pareció el mejor colchón; apoyó la cabeza en su ya abultada mochila y se durmió. Luego,,, muuuuucho tiempo después,,,, amaneció; el frío ya no le pareció tan confortable, echó en falta su edredón, un buen baño, la ropa seca, el desayuno calentín de cada mañana y,,,,mientras deambulaba por la inhóspita ciudad un “fatídico reloj” le marcó que era la hora del recreo, sus compañeros estarían disfrutando del derbi y de pronto,,,, se dio cuenta que se había hecho tannnn mayor que ya añoraba su recién perdida infancia por lo que tomó su primera decisión de adulto,,,, volver. Mejor pensado, hacerse mayor bien valía esperar un poco más. Maryloly |