
Creeré que fue soñado.
Que aquello tan de verdad,
no tuvo cuerpo, ni nombre.
Que pierdo
una sombra, un sueño más.
Pedro Salinas (Ha sido, ocurrió, es verdad)
Ocurrió en un campo interminable, bajo las tejas revueltas de una cabaña, sobre un suelo de paja perfumada y un aire turbio como orbayu espeso. Fue en una tarde casquivana entrado el verano, buscando la sombra del sol ardiente. Ocurrió en un instante irrepetible, mecidos por el sopor voluptuoso de la penumbra. Allí descubrí que la vida no era solo sufrir, arrastrar nuestra penuria por los sembrados. Descubrí la delicadeza de tus manos ásperas, el despertar de mi cuerpo ingenuo, la fugaz llamarada del placer… Pero también descubrí que ese instante no cambió nada, que te fuiste sin volverte; el espejismo de la felicidad que resulta tan esquiva. Después de aquello, de nuevo en los sembrados, viendo solo nuestras espaldas encorvadas bajo el sol, decidí pensar que había sido un sueño, escurridizo, diminuto y perfecto como el fruto dorado que día tras día cosechamos. Un sueño, un instante, una grano de felicidad. Aurora |